Las persianas forman parte del día a día de cualquier vivienda o negocio, pero muchas veces dejamos pasar las averías pensando que “todavía aguantan un poco más”. Sin embargo, llega un punto en el que reparar ya no es la mejor opción: sale más caro, genera molestias y no aporta seguridad ni eficiencia.

Si no sabes si tu persiana necesita una reparación o un cambio completo, estas son las señales clave que no debes ignorar:

1. Funciona con dificultad o se atasca a menudo

Si cada vez que la subes o la bajas hace ruido, se queda a medias o tienes que hacer fuerza, significa que el sistema está desgastado. Repararla puede dar una solución temporal, pero cuando el mecanismo interno está deteriorado, lo más recomendable es sustituirla.

Solución: instalación de persiana nueva con sistema ligero y silencioso, manual o motorizado.

2. Las lamas están rotas, arqueadas o decoloradas

El paso del tiempo, el sol y la humedad deforman los materiales. Cuando varias lamas están dañadas, la persiana pierde estética, aislamiento y seguridad. Cambiar solo una lama rara vez soluciona el problema a largo plazo.

Solución: persianas de aluminio térmico o PVC reforzado, resistentes a la intemperie.

3. La persiana deja pasar frío, calor o ruido

Si notas más temperatura dentro de casa o escuchas más ruido exterior, tu persiana ya no aísla correctamente. Esto aumenta el gasto energético y el malestar en casa.

Solución: persianas con aislamiento térmico y acústico que mejoran el confort y reducen consumo.

4. El sistema de cinta, manivela o motor falla continuamente

Cuando el motor hace ruidos extraños, no responde o se detiene, o si la cinta se rompe cada cierto tiempo, ya no se trata solo de “mantenimiento”.

Solución: cambio completo del sistema a persiana motorizada con mando o domótica.

5. Tu persiana ya no ofrece seguridad

Las persianas antiguas son fáciles de forzar. Si vives en planta baja o quieres reforzar la protección de tu vivienda o negocio, instalar una persiana moderna y reforzada es una inversión en tranquilidad.

Solución: persianas autoblocantes, de aluminio extruido o con sistemas antirrobo.

¿Reparar o cambiar? La regla definitiva

Si el coste de la reparación supera el 30% del precio de una persiana nueva, ya no compensa arreglarla. Una instalación nueva ofrece más durabilidad, garantía y comodidad.

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